¿Cómo podemos, como líderes de escuelas cristianas, abordar la creciente pérdida de identidad en nuestros estudiantes y, a veces, incluso en nuestro cuerpo docente? ¿Hay alguna ayuda en la Palabra de Dios para anclar nuestra identidad en algo real en lugar de en la cultura y su visión fragmentada de la identidad humana?